viernes, 7 de septiembre de 2007

Mi tiempo

Si vienes, por ejemplo a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
Antoine de Saint Exupéry

domingo, 28 de enero de 2007

La vida


Encontrarle sentido a la vida es abordar el proceso de crear y cultivar aquello que deseamos que suceda en nuestra propia experiencia. La reflexión y la acción pueden ayudarnos a acortar la brecha que existe entre la manera en que estamos viviendo y cómo queremos vivir. Se trata de un proceso que, a medida que se vaya afirmando, posibilitará logros mayores. En cada paso es importante ver qué cambios se encuentran dentro de nuestras posibilidades, y darles forma. Esto evitará frustraciones paralizantes y permitirá concretar avances que irán abriendo nuevos horizontes, tanto en el plano interno como en lo externo.Con la idea de “sentido” nos referimos a aquello que activa e intensifica la experiencia de vivir, a ese entramado de valores, ideales y deseos que orientan el rumbo de nuestra existencia y organizan la manera en que sentimos, actuamos, nos vinculamos con los otros y con las cosas. El sentido está en la base de la manera en que vivimos: la funda pero no se ve si no nos preguntamos reflexivamente por él; son los cimientos que sostienen y dan forma a la existencia, pero en tanto cimientos no son visibles sin cierta “excavación”. El sentido de la vida no se presenta como un dato atemporal e impersonal. Las distintas épocas históricas se organizan desde horizontes de sentido diferentes, y las personas asumen esos rasgos epocales de manera singular. Por lo tanto cuando nos preguntamos por el sentido de nuestra propia vida no estamos detrás de una respuesta unívoca: lo que intentamos es comprender el espíritu de nuestro tiempo y afirmar lo que deseamos que nos ocurra dentro de ese contexto. Sin embargo, para sintonizar lo que deseamos primero debemos traer a la conciencia ciertos condicionamientos culturales que subyacen bajo nuestras maneras cotidianas de pensar, sentir y vivir.