lunes, 10 de marzo de 2008

Pensando y creciendo.

Hoy me puse a pensar la importancia que no le damos a la vida, cuando ésta sin querer nos quita cosas, pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella no seríamos quienes somos. Todos estamos llenos de momentos felices y nos sentimos morir cuando algo se termina.
La felicidad llega en cualquier momento, todo en el mundo se termina, hasta lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso.
Acá nosotros pensamos que estar solos es el fin de la vida y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…
El amor tiene un millón de vueltas, a veces nos sorprende y nos da felicidad y a veces se transforma en lo peor que hay.
Pensando todo esto , crecí un poquito mas, aprendí a sonreír y a ver la realidad tal cual como es, pero por sobre todo pude darme cuenta que no sirve el ORGULLO cuando existe la AMISTAD, que no sirve LLORAR cuando un amor se va, que no vale la pena aprender a CALLAR y que no existen FRONTERAS cuando nos sentimos vivos.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Mi tiempo

Si vienes, por ejemplo a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
Antoine de Saint Exupéry

domingo, 28 de enero de 2007

La vida


Encontrarle sentido a la vida es abordar el proceso de crear y cultivar aquello que deseamos que suceda en nuestra propia experiencia. La reflexión y la acción pueden ayudarnos a acortar la brecha que existe entre la manera en que estamos viviendo y cómo queremos vivir. Se trata de un proceso que, a medida que se vaya afirmando, posibilitará logros mayores. En cada paso es importante ver qué cambios se encuentran dentro de nuestras posibilidades, y darles forma. Esto evitará frustraciones paralizantes y permitirá concretar avances que irán abriendo nuevos horizontes, tanto en el plano interno como en lo externo.Con la idea de “sentido” nos referimos a aquello que activa e intensifica la experiencia de vivir, a ese entramado de valores, ideales y deseos que orientan el rumbo de nuestra existencia y organizan la manera en que sentimos, actuamos, nos vinculamos con los otros y con las cosas. El sentido está en la base de la manera en que vivimos: la funda pero no se ve si no nos preguntamos reflexivamente por él; son los cimientos que sostienen y dan forma a la existencia, pero en tanto cimientos no son visibles sin cierta “excavación”. El sentido de la vida no se presenta como un dato atemporal e impersonal. Las distintas épocas históricas se organizan desde horizontes de sentido diferentes, y las personas asumen esos rasgos epocales de manera singular. Por lo tanto cuando nos preguntamos por el sentido de nuestra propia vida no estamos detrás de una respuesta unívoca: lo que intentamos es comprender el espíritu de nuestro tiempo y afirmar lo que deseamos que nos ocurra dentro de ese contexto. Sin embargo, para sintonizar lo que deseamos primero debemos traer a la conciencia ciertos condicionamientos culturales que subyacen bajo nuestras maneras cotidianas de pensar, sentir y vivir.